26 Oct, 2022
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Columna de
Facundo Cuadro
Educar para el metaverso.

Autopsia a la escuela republicana (I)

La educación para el metaverso implica la omnipresencia de la tecnología y de la imagen.

Fin Escuela Republicana
Hoy los jóvenes en una clase, en lugar de hablarse y mirarse a los ojos, se están mensajeando.

Autopsia a la escuela republicana (I): educar para el metaverso. 

La escuela republicana ha muerto. Vamos a desarrollar esta idea en una serie de artículos, comenzando con este. Haremos su autopsia, y trataremos de descubrir las causas de su muerte. Nos motiva la “transformación educativa” en ciernes, nombre propagandístico que se le ha dado, desde el gobierno, a una reforma para la educación pública y privada que responde a directivas y parámetros globales.

La reforma no es, en realidad, la aplicación de un nuevo modelo educativo, sino más bien un aggiornamento formal, una actualización de lo que dicen los papeles. No existe en realidad un quiebre cualitativo, no se cambiará “el ADN de la educación”, sino que se renovarán planes y programas y se ajustará y redistribuirá el presupuesto.

Tal es así que, a menos de 5 meses de que se implementen, todavía no se han presentado las nuevas mallas curriculares. Por lo tanto, no se puede hablar mucho de la reforma en sí misma, más allá de dos hechos que parecen más o menos claros: primero, que implica un recorte presupuestal, lo que significa mayor precarización y pérdida del trabajo docente (y este es el reclamo, casi único, del movimiento sindical) y, segundo, que pretende la irrupción de lo digital y lo virtual en toda la esfera de la educativo. Hoy vamos a centrarnos en este segundo aspecto.

Competencias vs asignaturas.

Existe una especie de batalla entre dos paradigmas que orientan el proceso educativo: uno enfocado en la trasmisión de conocimientos y el otro en la formación de competencias. Los conocimientos son aquellos contenidos objetivos, científicos, racionales, propios de cada disciplina. Los contenidos se articulan en el curriculum de cada disciplina y siguen una organización y sistematización lógica. Son los saberes que, se supone, posee cada profesor de su materia específica. Las competencias, mientras tanto, serían destrezas básicas que todo estudiante debería adquirir a partir de la educación.

Las competencias son aptitudes o capacidades que remiten al sujeto, por lo que no se definen desde un plano objetivo, son un “saber hacer”. Es cierto que la reforma barre con los contenidos, que quedan en un segundo plano ante las competencias. En ella, las competencias son omnipresentes, todo gira a su alrededor, a pesar de que nunca se definen claramente y que se usan como un término comodín. Incluso, por momentos, competencias y objetivos se usan indistintamente.

Es cierto que el término “competencia” deriva del campo empresarial, más específicamente de la teoría del capital humano, pero desde nuestra postura este foco en las competencias no tiene tanto una finalidad utilitarista o pragmática (la de la formación de nuevos trabajadores competentes) como sí una de desplazamiento de los conocimientos y saberes específicos de las asignaturas curriculares. Son las competencias el fundamento de la reforma, no los contenidos asignaturistas.

Aunque cabría preguntarse hasta donde el “competencias vs asignaturas” no es un falso debate, ya que para adquirir determinadas competencias necesito conocimientos y para adquirir determinados conocimientos necesito las competencias. Por ejemplo si no tengo la competencia de comprensión lectora, no puedo adquirir conocimientos cuando leo. Asimismo, si no adquiero conocimientos a partir de la lectura es imposible que construya la competencia de la comprensión lectora.

Crítica a la “crítica de la nueva pedagogía capitalista”.

Desde los círculos críticos hacia la nueva reforma educativa (y, en general, a lo que se llama “nueva pedagogía capitalista”) se sostiene que la reforma está enfocada en la formación de trabajadores. Partimos de la misma base: esta es una reforma global y responde a una reestructuración del sistema capitalista, neoliberal, que necesita actualizar los modelos educativos estatales en pos del beneficio del mercado. Pero nuestro quiebre, nuestro disenso, está en afirmar que no está enfocada a la formación de los trabajadores.

Decimos esto porque entendemos que, dados los avances en robótica e inteligencia artificial -lo que se da a llamar “cuarta revolución indsutrial” -, asistimos la desaparición de muchos empleos. Esto ya se prevé globalmente.

No es casualidad que en todos los países occidentales se postule la idea, impulsada desde las izquierdas, de la renta básica universal, que no es otra cosa que asistencialismo para una vida miserable. Si por un lado estamos frente a la muerte del trabajo, por otro estamos frente a la masificación del ocio. Ocio virtual que se transformará así en la única fuente de gratificación humana, cumpliendo el eslogan maldito: “no tendrás nada y serás feliz”.

¿Que clase de trabajadores podrían formarse cuando, en realidad, tampoco importa la evaluación de las competencias? Decimos esto porque una de las grandes innovaciones de la actual reforma son los cambios en el REPAG (Reglamento de pasaje de grado) que incluye algo inédito: la eliminación de la repetición, que ahora solo será en 3° y 6° de escuela y en 3° de liceo (ahora 9° grado). Si el pasaje de grado es compulsivo no importan ni los conocimientos ni las aptitudes de los alumnos.

Este es uno de los aspectos más importantes de la muerte de la escuela republicana, porque implica que las instituciones educativas se dividan en dos: aquellas capaces de formar los nuevos trabajadores del futuro (hiperespecializados, parte de una élite, con capacidad de ingresar a al mercado laboral) y aquellas que funcionan como guarderías para la masa, enfocadas en entretener a los alumnos que en la calle podrían estar generando problemas, durante el tiempo de clase.

Metaverso.

A finales de 2021 Mark Zuckerberg presentó el “metaverso”. El metaverso no es una nueva tecnología, sino la implantación de una idea política a partir del marketing: la de suplantar el mundo real por el mundo virtual. Cuando lo real se libera de lo material se convierte en realidad virtual. La realidad virtual implica un nuevo paradigma antropológico. En él el ser humano vale solo por su información, por los datos que genera en Internet, datos que alimentan el algoritmo. Es lo que ya preveía Nicolás Negroponte, impulsor del OLPC (One Laptop Per Children) base del Plan CEIBAL, en su libro “Ser digital” de 1995.

Lo que determina al Ser digital, lo que le da forma, su esencia, es la producción y el consumo de datos e información. Aquel que no produce datos no es un Ser, no existe. Los individuos construyen su identidad, su “Yo” en base a lo que muestran en Internet, en las redes sociales virtuales. Son estas el medio más importante de sus relaciones sociales, lo que implica cambios inéditos en las lógicas de sociabilidad humana.

Es la vida real la que funciona como complemento de la redes sociales virtuales y que imita su comportamiento. Ya hoy los jóvenes en una clase, en lugar de hablarse y mirarse a los ojos, se están mensajeando por Whatsapp o por Instagram. Con el añadido que la comunicación mediante medios virtuales posee, incluso, su propio código lingüístico. Por ejemplo los emojis, que no son otra cosa que pictogramas que pretenden trasmitir una emoción sin usar palabras.

La educación para el metaverso implica la omnipresencia de la tecnología y de la imagen, y es la antesala de una educación sin profesor. Postulados explícitos de la reforma, como el de la educación para la ciudadanía digital, esconden esta realidad. Desde esta postura es inconcebible pensar una clase sin el “apalancamiento digital”, esto es, sin la utilización de recursos didácticos que sean digitales.

Una clase exitosa debe, según los tecnócratas que dirigen la reforma, incluir el trabajo con TIC’s (Tecnología de la información y la comunicación), ya sea en plataformas, con videos, imágenes, presentaciones, videojuegos, etc. Investigar o estudiar un tema ya no implica la lectura de libros, sino la búsqueda en Google. Toda clase que no siga estos dogmas es tradicional, anticuada y, como tal, obsoleta. Se sigue la falacia progresista de que todo lo nuevo es bueno, mientras lo tradicional es malo.

Mientras tanto los tecnócratas en Silicon Valley mandan a sus hijos a escuelas donde hasta los 12 años no se utilizan pantallas. La lógica es muy simple: leer los clásicos griegos es para la élite, la educación por pantallas es para la masa.

Sobre el autor.

*Facundo Cuadro es profesor de geografía. Tiene 26 años y vive en Neptunia, con su señora Lucía, sus 3 perros y 2 gatas. Le interesa la filosofía, la educación y el análisis geopolítico. Practica boxeo thailandés y es hincha de Peñarol.

2 Comentarios

  1. Fabián Pérez

    Muy buen artículo. Qué grata sorpresa! Súmese a todo lo dicho la omnipresencia de la Plataforma Crea, que apareció copando el sector durante ese ensayo de Laboratorio Social llamado Plandemia. Allí los propios profesores crearon una enorme base de datos y mecanismos que prontamente los va a sustituir a ellos mismos. Creyendo cumplir el sueño burgués de ser sus propios patrones al dar clases en casita tomando café y con horarios flexibles, no visualizaron lo que se viene. Que además no viene a escondidas, ya que los cursos nocturnos están pasando cada vez más a modalidad virtual semi-presencial. No hace falta agregar que para primaria y secundaria la educación virtual es una farsa y un fracaso absoluto por muchísimos motivos. Termino recordando que en políticas educativas es donde menos diferencias existen entre las distintas fuerzas político-partidarias del país. La formación en competencias, el currículo localizado, las duplas o tríos educativos, la enseñanza por áreas, etc (ver todo lo escrito por Alma Bolón al respecto) fue ampliamente impulsada por Celsa Puente y Wilson Netto. Los planes 2012, 2009 y 2016 de C.B. dan cuenta de eso.
    Saludos
    Prof. Fabián Pérez

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  2. Rosina Bianco

    Excelente introducción a lo que se espera sean muy fructíferos artículos. El tema “Educación” no se agota fácilmente. También resulta interesante saber qué piensa la mayoría de los maestros y profesores, cuestión sobre la que carezco de información.

    Ese dato de los hijos de tecnócratas de Silicon Valley contrasta con lo que el propio Bill Gates decía por los años ´90: que sus propios hijos se educaban con computadora desde la primera infancia. Y lo recomendaba para todos los niños.

    Recuerdo que en ese momento trabajaba yo en Alemania y utilizábamos a “Billy Gates” para enviar nuestra información gráfica (planos, arquitectura de fachadas). Y mi entonces colega alemán recuerda muy claramente los insultos e improperios que yo pronunciaba contra ese mismo señor, y que lo calificaba de “infanticida” por esas declaraciones, considerando que estaba aplanando los cerebros infantiles, obligándolos a someterse a los procesos de sus programas de computación.

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