27 Dic, 2022
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Columna de
Grafitero8721

Agenda 2030 y Reforma Educativa

La relación entre ambas crisis (crisis climática y  crisis sanitaria) viene dada por la necesidad de revolucionar el mundo mediante la combinación de medidas que hagan sostenible un sistema global que será cada vez más digital y de la misma forma, mas controlable.

Agenda 2030 y Reforma Educativa.
El relato de la globalidad que borra fronteras y diferencias culturales.

Agenda 2030 y Reforma Educativa

Análisis independiente

La “ciencia” dice que actualmente nos enfrentamos a dos crisis globales que parecen no estar conectadas pero ya veremos que sí. Por un lado tenemos la crisis climática producto del calentamiento por los gases de efecto invernadero (CO2). Y por otro tenemos la crisis sanitaria del covid, también global, más aguda y concreta. Una con efectos sobre el mediano y largo plazo y la otra sobre el corto plazo.

La crisis climática nos lleva a la Agenda 2030 y sus 17 objetivos de desarrollo sostenible, ¿por qué?; Porque la actual forma de funcionamiento planetaria ha llegado a una forma de producir y consumir que devasta los recursos naturales y genera contaminación; ambos factores que según la ONU atentan contra la sostenibilidad del sistema, de la especie humana y del planeta.

Por su parte, la crisis sanitaria del covid nos lleva al Gran Reinicio. O sea, se colapsa el sistema social y económico para instalar una Nueva Normalidad. La relación entre ambas crisis viene dada por la necesidad de revolucionar el mundo mediante la combinación de medidas que hagan sostenible un sistema global que será cada vez más digital y de la misma forma, mas controlable.

Aceptamos ese control ya que viene vestido, disimulado como cuidado Ese es su discurso legitimador, como lo es también el relato de la globalidad que borra fronteras y nos hermana a los distintos pueblos más allá de las diferencias culturales.

El discurso de cuidado frente a un virus mortal que nadie ha podido aislar biológicamente ha validado la renuncia a cuatro valores esenciales del ser humano frente a la supuesta amenaza vital y la necesidad de supervivencia. De un momento para otro se han suspendido:

– la libertad de expresión, mediante la censura

– la libertad de movilidad, mediante los confinamientos, las restricciones y los pases sanitarios

– el derecho a la intimidad, mediante la identificación y el rastreo con plataformas

– y el derecho a la propiedad privada sobre nuestro propio cuerpo mediante la obligación de una inoculación experimental y el uso de tapaboca.

¿Quienes llevan adelante estas medidas que invaden lo más intimo de nuestro ser y hacer?

Producto de la concentración y centralización del capital que como bien describió Marx en su tiempo, hace que el capitalismo tienda al monopolio en cada rama de actividad, y luego a la diversificación de actividades con la misma lógica concentradora, en la actualidad tenemos una jerarquía global en cuya cúspide están los fondos de inversión Black Rock, Fidility y Vanguard que con sus paquetes accionarios en los más diversos rubros y sus corporaciones, concentran y controlan el producto y la riqueza mundial. Son ese 1% que siempre sale a la luz cuando se habla de la desigualdad social a nivel planetario, poseedora del 99% de la riqueza (básicamente los dueños del mundo).

Estos fondos de inversión son poseedores del siguiente eslabón en la jerarquía, las corporaciones internacionales; que un estudio de la Universidad de Zurich las cuantificó en 147 y detentan la producción de todo lo que existe. Ente ellas está Unilever, Google, 6 cadenas de tv, Microsoft, UPM, las farmacéuticas como Pfizer, etc. Estas corporaciones se estructuran como Sociedades Anónimas cuyos paquetes de acciones mayoritarios son de los fondos de inversión; los mismos que gestionan fondos previsonales como los de las AFAPS o cualquier inversionista individual en cualquier parte del mundo. Los lugares de extracción de plusvalía de dichas corporaciones también son planetarios y habitualmente dentro de su estructura de acciones destinan una cierta cantidad a los inversores locales de los lugares en los que llevan adelante la explotación de la mano de obra y los recursos. Esta es una forma de generar alianzas locales con las oligarquías nacionales que se benefician de la invasión y luchan a nivel local con las resistencias que pueda haber en los territorios.

En el siguiente nivel, con menos poder, están los organismos supra nacionales como la Unión Europea, la ONU y sus 51 sub organizaciones como son OMS, OMC, Unesco etc. La ONU particularmente se ha erigido desde su fundación patrocinada por la familia Rockefeller (luego de la segunda guerra mundial) como el mismo gobierno mundial; y sus organizaciones dependientes como pretendidos ministerios globales de la salud (OMS) y ministerio de educación y cultura (Unesco), entre otros. Todos organismos publi-privados financiados por capitales como el 18% de Bill Gates a la OMS de público conocimiento; con capacidad directiva sobre los estados nacionales que son el siguiente nivel en la jerarquía de poder y sobre los cuales se impusieron medidas carentes de toda legitimidad soberana nacional, como pudo verse durante la “emergencia sanitaria”.

Los estados son las organizaciones de mayor cercanía y contacto de los ciudadanos y los que operativizan las medidas de control, sometimiento y explotación al servicio de la oligarquía internacional. Como bien lo teorizaba Marx, el estado es un instrumento de la burguesía nacional e internacional mediante alianzas por las cuales las grandes corporaciones tienen un gran porcentaje de acciones de capital internacional, y otro porcentaje destinado a acciones de la burguesía nacional; tal como sucede con UPM. Nada más revelador del carácter esclavista de los uruguayos que pagamos impuestos y sostenemos una brutal explotación mediante sueldos de hambre, rentas por alquiler e inflación, cuyo destino de esos fondos extraídos de la clase obrera son utilizados para solventar y maximizar la ganancia de una pastera; que además de consumir el agua y los nutrientes de la tierra mediante su negocio forestal subvencionado y altamente robotizado, contamina el agua y usufructúa los beneficios de estar en una zona libre de impuestos. Y para colmo de males le hacemos un tren y muelle en el puerto por valor de hasta el momento 7 mil millones de dólares (aproximadamente un 15% del PBI). Todo avalado y ejecutado por el estado en contratos secretos en los que no cabe duda de que hubo coima.

Finalmente, en la base de la pirámide y sosteniendo todo el sistema de explotación al cual se dirigen las medidas de cambio radical que traen las “crisis” mencionadas está el ciudadano. Dominado, confundido, manipulado y explotado es víctima de un liderazgo autoritario que desciende a través de la jerarquía mediante técnicas de ingeniería social por las cuales padece las medidas impuestas con control unilateral, de arriba hacia abajo.

¿Por qué lo hacen?

El objetivo de cualquier jerarquía es perpetuarse, podríamos decir que es casi un mecanismo  de supervivencia del propio sistema que, a través de lo que el biólogo chileno Maturana definió como autopoiesis, está permanentemente tomando del medio aquello que necesita para establecerse y consolidarse. Las autopoiesis de los sistemas siempre se dan en base al entorno y a los recursos que este les suministra. Los recursos de los que se vale el sistema actual son la síntesis de una dialéctica entre valores, ideología por un lado, y la materialidad de esa ideología plasmada en la obtención y maximización del dinero por otro. Poder, fama, belleza y éxito (con sus mas variadas combinaciones) estimulan el sistema da valores que se deriva de esas pulsiones movilizadas por la cultura que se retroalimentan con la concentración y acumulación del capital en el objeto tangible dinero.

Y para poder continuar con esta dinámica, consolidarla y profundizarla, el sistema de creencias legitimador necesita de la integración, de la unificación de un fin común para todos que amalgame la jerarquía antes mencionada y no haya lugar a la desintegración por ideales incongruentes con ese sistema de dominación. Dicho de otra forma, la obtención del capital (que para la clase trabajadora significa su medio de vida) y su acumulación “por los medios aceptados y legitimados” requiere de la identificación de la base con la cúspide del sistema; solo así se puede hablar de UNA jerarquía.

Nadie que sepa de esta jerarquía y de su mecanismo de dominación va a identificarse con los fondos de inversión antes mencionados como organizaciones que operan el sistema; pero sí podemos identificarnos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y con la “preservación de la salud y del planeta” si éstos tienen una fachada de cientificidad, mucho markerting y sobre todo y fundamentalmente si se ha infundido el miedo suficiente para que las personas renuncien al pensamiento crítico y actúe sobre las mismas el mecanismo biológico ancestral y muy bien estudiado de preservación de la supervivencia.

La Agenda 2030 toma muchos de los planteos de lo que entendemos como izquierda y su agenda de derechos: igualdad, sostenibilidad, inclusión, etc. y ese es su señuelo positivo, la zanahoria detrás de la que va el burro. Una buena combinación de miedo legitimado por la pseudociencia y la promoción publicitada de aquellos valores que entendemos buenos para la humanidad, hacen que muchas personas adhieran voluntariamente al engaño. Para quienes develamos el mismo y la perversión del mecanismo habrá represión, estigmatización e intentos de segregación como los que se vieron durante la plandemia. Sabemos como funcionan los totalitarismos, en defensa del “bien común” se persigue y ataca aquel “enemigo” de los ideales impuestos al garrote. Por un lado identificación, y si es necesario, represión.

La jerarquía de poder que entraña este sistema también necesita la dependencia de los que están abajo, de quienes están arriba. Aunque paradógicamente los de arriba se encuentran apoyados en los de abajo, ya que son éstos los que trabajan, reproducen la riqueza y valorizan el capital con tendencia acumulativa a la cúspide. Esa dependencia se produce precisamente porque la acumulación de los de arriba les permite prestarnos recursos (que para ellos son inversión y para nosotros medios de vida, de supervivencia) con los cuales a través del trabajo de los de abajo se valoriza y reproduce el capital que drena hacia arriba aumentado. Por lo cual, el alto costo de la supervivencia de los de abajo es generar y ver pasar la riqueza que disfrutarán los de arriba, mientras el tiempo de vida, la energía y los cuerpos de los de abajo se consume.

También hay una creciente dependencia sistémica que viene por la digitalización cada vez más invasiva y generalizada de nuestras vidas. La mayoría de las veces se muestra como neutra o buena, como una herramienta virtuosa que ha dado otras posibilidades en el mundo actual, no lo negamos.

Pero es preciso señalar que es una herramienta desarrollada por las élites corporativas que además de tener una génesis militar (la oficina DARPA del ejército de los EEUU desarrolla proyectos de avanzada con participación publico-privada), les proporciona un mecanismo de control cada vez más omnipresente y omnipotente; sumado a las cámaras de videovigilancia totalmente normalizadas y el reciente impulso votado en el poder legislativo a las monedas digitales de los bancos centrales.

Las CBDC (por sus siglas en inglés) significan la eliminación en el mediano plazo del dinero en efectivo y su sustitución por un asiento contable registrado informáticamente y asociado al ingreso y consumo de cada persona. Con una pretendida intención de controlar las emisiones de CO2 provocadas por los “inconscientes consumistas” que generan el calentamiento global (“son buenos, nos cuidan”), estas monedas digitales tendrán y seguirán un control de todo lo que consumamos con capacidad de establecer un límite en base al cual nos podrán multar o sancionar punitivamente.

Además, sabrán todo sobre nuestro consumo, que es íntimo de cada uno, y podrán bloquear nuestro acceso a cosas tan elementales como nuestros alimentos, la salud, el trabajo, etc. en la medida que la forma digital de hacer todas las transacciones se generalice y quedemos aislados frente a prohibiciones o censuras por nuestro comportamiento social. Actualmente en China, los carne de puntos sociales son la norma que se da de hecho y ese es el modelo de sociedad que el Foro Económico Mundial presidido por Klaus Schwab ha presentado como “el modelo de sociedad a seguir”.

El desarrollo de los sistemas informáticos, la digitalización y la inteligencia artificial de la mano de políticas públicas como el One Laptop Per Children (una computadora por niño), que en nuestro país tomó el nombre de Plan Ceibal y que consiste en la inclusión a temprana edad de mecanismos informáticos y digitales para todos los niños, hace que la dependencia a las máquinas sea compulsiva, masificada y con perspectivas de profundización. Todo lo cual es favorable para los dueños de estas tecnologías que les permite un monitoreo y control centralizado, una manipulación oculta detrás de programas que pueden seleccionar que llega o no llega a la población y censura explícita como se ha visto en los últimos tiempos en plataformas como youtube, facebook, etc.

Es por esto que mediante identificación, dependencia y represión la jerarquía intenta profundizar su dominación simulando dos crisis: la del covid y la del cambio climático. Y para quienes no están atentos a estas jugadas rastreras, bajo criterios de previsión y buena fe, las personas adhieren a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y tiene sus precauciones frente a un supuesto virus mortal. Pero tal manipulación solo es posible por el mando de un poder tan centralizado a nivel global que mediante elementos que proporcionan las ciencias del comportamiento ejecutan una ingeniería social que no tienen prurito en confesar: como se dijo abiertamente, que las inyecciones anticovid son experimentales y que los objetos de la experimentación somo nosotros.

Otra de las técnicas utilizadas para que acatemos las medidas injustificadas y que van contra el sentido común más elemental y humano, es la de aislar al individuo. Por eso, “una de las peores amenazas para la vida” es el contacto con personas, las “aglomeraciones”, las festividades compartidas, la sociabilidad en su sentido más esencial para el ser humano; llegando al ridículo de prácticamente tratar a los niños que visitaban a sus abuelos de potenciales asesinos. Las técnicas de domesticación que se han usado durante generaciones para someter a los animales al interés del ser humano, ahora se están aplicando sobre el propio ser humano, intentando aislarlo para que este pierda su característica de ser social.

Frente a las sucesivas crisis que ha tenido el capitalismo, las cuales son parte de su propia lógica desde que los primeros siervos comenzaron a comerciar e intercambiar los excedentes de su producción de forma independiente y anárquica en los mercados de la edad media, en esta nueva fase del capitalismo corporativo concentrado y centralizado, la forma de consolidar y profundizar la estructura de dominación (que se ha mostrado vulnerable frente a las crisis económicas como la del 2008) es reestructurar la jerarquía. O sea, se hace una identificación tremendamente detallada de cada persona en el mundo con un grado de conocimiento sobre la misma que ni la propia persona sabe, de eso se trata el gran reseteo. Se la inventarea, se le reduce la movilidad, se la censura y se viola su identidad accediendo a sus datos que serán procesados por inteligencia artificial programada para generar una tecnocracia.

¿Qué papel juegan en este proceso los sistemas educativos?

Se sabe que la educación siempre ha sido reproductora del sistema socioeconómico cumpliendo básicamente dos funciones: la socialización de los individuos para que adopten como propios los valores hegemónicos, y la generación de la mano de obra que requiere la forma de acumulación predominante.

En las sociedades industriales de otrora, la disciplina y la autoridad (que también se profesaban desde las familias) eran fundamentales para ingresar en un mercado de trabajo rígido y autoritario propio del espacio de encierro que significaba la fábrica; y el modelo pedagógico respondía a estos requerimientos. Bajo la concepción positivista del conocimiento y su producción (método científico mediante) el mismo se construía en las diversas ciencias que luego daban lugar a las disciplinas a través de las cuales se difundía en las asignaturas que se brindaban en los centros de estudio. Se priorizaban los contenidos, y quedaba en el estudiante la capacidad de poder aplicarlos a situaciones de su vida mediante inferencias, abstracciones y deducciones cuyo momento exacto de aplicabilidad se desconocía. Esto muchas veces podía caer en una forma de aprender por mera repetición o de memoria, similar a la repetición y automatismo que luego encontrarían en la fábrica.

En occidente, luego de haber pasado por sociedades industriales nos encontramos regidos por una economía financiera en la cual la educación se encargará de reproducir el nuevo modelo de trabajador que este tipo de capitalismo requiere: la formación de un ciudadano-consumidor en sustitución del ciudadano-trabajador. El perfil intenta que el mismo pueda adaptarse en forma permanente a las cambiantes imposiciones del sistema adoptando actitudes individuales como las fomentadas en la reforma educativa que se difunde con el eslogan de “la centralidad en el estudiante”. Nada de pensar en la niñez, la juventud, la generación, mucho menos la clase (trabajadora), sino que el sujeto a crear es el individuo-estudiante. Se abandonan intencionalmente los proyectos colectivos en pos de una adaptación social que pasa por el desarrollo de ciertas habilidades y competencias para un mundo que dirigen otros.

La Teoría de las Competencias

Se publicita como los “saberes de ejecución” o lo que en los textos de la reforma puede encontrarse como “saber hacer”, y puede definirse como poner en juego un conjunto de conocimientos, habilidades y valores, en función de generar respuestas adaptativas en la resolución de problemas que el entorno en continuo cambio nos propone. Como se menciona en los redundantes documentos de la reforma, se parte de que en el mundo actual, globalizado y tecnológico, la producción de conocimiento es inabarcable y demasiado cambiante para ser abordada por el sistema educativo antes de quedar obsoleta, por lo cual la solución pasa por el meta-aprendizaje” que se propone: que los propios jóvenes sean agentes de su formación (lo cual resulta paradógico y contradictorio) y logren “aprender a aprender”.

Algunas de las críticas de la Teoría de las Competencias al modelo tradicional de enseñanza son recogibles. Por ejemplo, que la enseñanza del conocimiento debe ser algo dinámico puesto en permanente cuestionamiento; que se deben tener en cuenta los conocimientos de “aquel que aprende”, que también tiene mucho para enseñar; que el método repetitivo y memorístico no es el mas eficaz para lograr autonomía; que las formas autoritarias de los profesores reproducen esa actitud, y muchas otras formas deben ser revisadas si queremos un mundo mejor para el futuro. Pero formar para la resolución de problemas que nos plantea el entorno, desarrollando habilidades comunicacionales como las que aparecen en las escasas diez competencias que figuran en la reforma educativa, desestimando la profundización en los contenidos para saber de todo un poquito sin profundizar en nada, puede ser tremendamente perjudicial en un mundo que tiene una enorme división social del trabajo y que para su inserción laboral requiere alta especialización.

Por eso vemos con gran preocupación la sistemática disminución de horas de formación en asignaturas como historia, derecho, educación cívica, filosofía, literatura, en sustitución de materias instrumentales como lenguaje, inglés, computación. En esta sustitución provocada de la fábrica por el paradigma de la empresa, vemos que la escuela tiende a ser suplantada por la formación permanente y el examen por la evaluación continua, y así ir viendo como responden los estudiantes al desarrollo de las competencias. Sin decirlo de manera explícita (como se hizo a nivel sanitario) se está experimentando e improvisando sobre la marcha para que el sistema educativo vaya adaptándose a los vertiginosos cambios sociales sin tener en cuenta que los seres a tutorear son personas que en esas edades particulares que van desde la temprana edad de los 3 años hasta los 15 años, etapa en la cual científicos estudiosos de la psicología del desarrollo como Erik Erikson han señalado importantes para la consolidación de la persona para toda la vida, necesitan de instituciones sociales sólidas y capaces de permitir el desarrollo integral; no “líquidas” como teoriza Bauman que es propio de la pos-modernidad y de los movimientos especulativos del sistema financiero.

La Teoría de las Competencias intenta desarrollar algunas capacidades específicas, y aunque la Teoría enciclopedista tradicional sea presentada como opuesta a la competencial, la misma también enseña habilidades y formas de hacer a la vez que permite conocer la especificidad de las cosas; incentiva el pensamiento abstracto y permite el análisis de los fenómenos independientemente del contexto en el que se den. Por ello es una falacia presentar estos paradigmas pedagógicos como contrapuestos como se hace en la publicitada reforma. Mas bien se trata de pedagogías complementarias donde lo ideal es poder formar en la integralidad de la realidad con sus diversas disciplinas propias de las ciencias que la abordan, para luego centrar el foco en las capacidades específicas de un campo de estudio particular y generar competencias y habilidades.

1 Comentario

  1. Fabian

    Excelente artículo. Claro y al hueso. Desmantelando toda la farsa. Felicitaciones al escritor.

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