Análisis independiente
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La sociedad está compuesta por instituciones políticas, jurídicas, religiosas, la clase social, valores
familiares, profesionales, etc. Estas estructuras tienen su reflejo en nuestra cabeza, en nuestro
entendimiento y perspectiva. De estas instituciones, por las cuales somos dirigidos y condicionados,
el sistema monetario es una de las más importantes y menos entendida y estudiada; al puno de
convertirse en una institución religiosa por la cual profesamos profunda fe y confianza sin
cuestionarla. Cómo se crea el dinero y las políticas por las que se rige su gobierno sobre la sociedad
parecen irrelevantes. Pero en un mundo donde el 1% de la población tienen el 40% de la riqueza del
planeta, donde 34.000 niños mueren por día a causa de la pobreza y las enfermedades prevenibles y
donde la mitad de la población mundial vive con menos de 2 dólares al día, el conocimiento de la
sangre que mueve el organismo social y sus instituciones (la plata) es imperioso.
Entender la política monetaria parece confuso e imbricado, lo cual desalienta su estudio y
comprensión, pero la estructura del “complejo sistema financiero” no es tan así. En los
“Mecanismos modernos del dinero”, una publicación del banco central de EEUU (la Reserva
Federal), se explica la creación del dinero y la red mundial de bancos respaldada por esta
institución. En su primer página explica: “El propósito es describir el proceso básico de creación del
dinero basado en un sistema bancario de reservas fraccionarias” y se puede simplificar de la
siguiente forma:
1- el gobierno de EEUU necesita dinero para hacer frente a los gastos (de
funcionamiento y/o deuda) y para eso recurre a la Reserva Federal.
2- La RF le imprime un monto x para el gobierno y éste le vende un bono (un vale de
préstamo con cierto porcentaje de interés) por el monto que solicitó.
3- La RF crea notas (“los billetes”) y las usa para comprar los bonos entregándole la
plata al gobierno (que queda obligado a devolverla con los intereses correspondientes en un
determinado plazo). Los bonos son letras del tesoro creadas por el gobierno; y las notas creadas por
la RF (“los billetes”) son la misma cosa, papeles pintados sin un respaldo material.
4- Con las notas de la RF, el gobierno las deposita en una cuenta bancaria de un banco
comercial convirtiéndose en una moneda de curso legal.
La transacción se hace por vía electrónica por lo cual ni siquiera es necesaria la impresión de
billetes. Los bonos del Estado son instrumentos de deuda, por lo cual el dinero se ha creado de la
generación de deuda. Ahora el gobierno (apartando lo que necesitaba para pagar el déficit fiscal)
pone a disposición de la población un caudal nominal de dinero que mediante los préstamos que la
misma obtiene, más el pago de intereses, hará que la gente tenga que trabajar para pagarlos.
El gobierno seguirá recaudando para pagar la deuda a su prestamista (la RF) mediante impuestos sin
bajar el déficit fiscal, los empresarios tratarán de explotar cada vez más a la clase trabajadora y
aumentarán los precios de sus productos o servicios para transferirle al consumidor final la tasa de
interés que le cobra el banco por el préstamo otorgado y finalmente sobre la clase trabajadora recae
el aumento de tarifas, de impuestos y la inflación producto por el aumento generalizado de los
precios. Todo basado en la generación de dinero efectuada por el gobierno de EEUU (dólares) sin
respaldo material o los perpetuos préstamos que obtienen los gobiernos a cambio de deuda.
Basado en la reserva fraccional de los bancos, el préstamo contraído por el gobierno en
representación del Estado pasa a ser parte de las reservas de los bancos. Pero como “un banco debe
mantener reservas legales equivalentes a un porcentaje del depósito, un 10%” (dicen los
Mecanismos modernos del dinero), el 90% del préstamo se usa por parte de los bancos para
conceder crédito. Los bancos reciben el depósito del dinero solicitado a la RF, pero no pagan la
deuda por el mismo, por el contrario, expanden y transfieren a la población más deuda que ésta
toma a cambio de crédito con los intereses correspondientes. Al conceder préstamos, los bancos
aceptan notas de promesa de pago a cambio de préstamos en la cuenta de quien pide el préstamo.
Como hay demanda de préstamos ya que la población debe afrontar el pago del interés transferido
(primero por el gobierno y después ampliado por los bancos) y la plata de los préstamos van al
mismo banco, convirtiéndose en reservas que serán nuevamente operacionalizadas como crédito al
trabajador, la dinámica se repite generando más prestamos de los préstamos que surgieron del
préstamo original que hizo el gobierno; y así sucesivamente, generando una burbuja de deudas
financieras imposible de pagar por no tener el préstamo original del gobierno respaldo material.
Lo que hace que todo el dinero en circulación creado a base de préstamos, primero del gobierno a la
RF (intercambio de papeles: bonos por notas) y luego (en base al sistema de reserva fraccionaria de
10%) de los innumerables préstamos que contraen los particulares, pueda usarse en la economía a
pesar de no tener una base real en la que anclarse, es la existencia del dinero que ya circula de
hecho y la confianza de que el mismo servirá para comprar y pagar deudas entre la población. Pero
ese incremento de dinero, al mismo tiempo, devalúa el total del dinero que hay en circulación ya
que hay mayor oferta del mismo frente a la misma cantidad de bienes y servicios creados por la
economía. Crece el monto total del dinero de forma independiente a la generación de bienes y
servicios, y como éstos últimos no acompasan el aumento del dinero, por ley de oferta y demanda
(y porque hay que pagar los intereses de los préstamos contraídos), el precio de los mismos sube,
disminuyendo el poder adquisitivo de la moneda. Esto es la inflación.
El sistema de reserva fraccional de expansión monetario es inherentemente inflacionario, ya que
aumentar la cantidad de dinero sin que haya aumento proporcional de bienes y servicios en la
economía (o sea, la creación de valor mediante el trabajo, capaz de acompasar el pago de los
intereses), siempre termina devaluando la moneda. Cuanto más dinero hay, más deuda hay,
volviéndose un circulo vicioso, ya que se requiere más dinero para pagar los bienes y servicios que
no se han creado para compensar el monto de dinero creado originalmente. Como en sus orígenes,
al crear papeles que daban fe de poder cambiarlos por oro en la misma proporción, los primeros
bancos estaban creando deuda. Esa misma deuda aumentada exponencialmente por un sistema que
no requiere de una contraparte material para su intercambio, y el menor crecimiento de la economía
en términos de bienes y servicios que acompasen dicho aumento de dinero, hacen que el mismo se
devalúe y haya inflación.
El interés hace que la cantidad de dinero que se le debe a los bancos siempre sea superior a la
cantidad de dinero en circulación. Y esto es porque el banco al prestar suma una cantidad de interés
que deberá ser pagado en su totalidad en el futuro. Por eso, la inflación es una constante, ya que
siempre hace falta más dinero para cubrir el diferencial de lo que se deberá pagar por los intereses.
Los impagos y las bancarrotas son parte integral del sistema, ya que siempre habrá empresas que no
puedan generar los bienes y servicios suficientes para lograr pagar los prestamos con interés
contraídos.
Cuando un pueblo a través de sus gobernantes contrae una deuda y no tiene la capacidad de pagarla
porque su economía no crece, o lo que es peor, gasta más de lo que le ingresa, cae en la necesidad
de seguir pidiendo prestado, lo cual significa que habrá una presión fiscal sobre los trabajadores
cada vez mayor. ¿Cómo soporta la clase trabajadora una explotación cada vez mas dura por las
transferencias que debe hacer mediante el aumento de las tarifas, los impuestos y la inflación (todos
con el denominador común del interés puesto por los prestamistas)?. El miedo de no poder pagar las
cuentas (deudas) y el costo de vida, combinado con la escasa oferta de dinero en comparación con
las enormes deudas imposibles de pagar (intrínsecamente, por los intereses), en una economía que
no crece, hace que los asalariados permanezcan subyugados. El dinero que se crea de la nada en los
bancos, siempre termina en los bancos por la generación de deudas imposibles de pagar. Al no estar
anclada en una base material, las deudas creadas de forma virtual, ficticia, son una burbuja cuya
única finalidad es hacer circular la transferencia de valor, la riqueza de quienes subsisten a base de
su trabajo y cada vez obtienen menos del mismo. ¿Quienes usufructúan esa riqueza? Los dueños de
la maquina que hace los bonos (o sea, las corporaciones dueñas de los Estados), los dueños de la
maquina que hace las notas en la RF y los dueños de los bancos que reciben ese intercambio de
papeles pintados sin base real, material, tangible y en un acto de fe propio de quienes idearon ese
fetiche (ese engaño) expanden y secularizan la imposición de regirnos bajo ese sistema con el dólar
(como cualquier otra moneda a nivel global) como medio de intercambio, como cosa estrictamente
ideal pero con implicancias sobre la materialidad absolutamente reales y tangibles.
Así es utilizada por los propios creadores que, recurriendo al mismo acto de fe que sustenta la
realidad tal cual es, asalarizan soldados, ejércitos, políticos, “científicos”, profesionales, “artistas”,
toda clase de mercenarios y toda clase de devotos del papel verde que, al beneficiarse de unas reglas
de juego (aún siendo estas propias de la superstición sistémica) que les proporciona una posición
relativa favorable, son comprados y utilizados para atacar todo intento de descubrimiento o ataque
al sistema de creencias basado en la “legitimidad” de la creación del dinero y la deuda; aún
sabiendo que es un fraude. Ahí radica su mayor fortaleza, en la capacidad de objetivar, materializar
e imponer el engaño en su dimensión real. Utilizando la fuerza en una invasión, por ejemplo,
asesinando presidentes que puedan contravenir los intereses de la cleptocracia, financiando
contrarevoluciones o apoyando golpes de estado, dentro de un sinfín de estrategias dispuestas a
aniquilar quien ose cuestionar los fundamentos del sistema.
La deuda es el arma utilizada para conquistar y esclavizar sociedades a través de los intereses. La
guerra económica que ejecutan los bancos y grandes corporaciones instrumentalizando a los
gobiernos tienen al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional como la artillería pesada
contra los pueblos y su soberanía, y ante la menor resistencia la realidad de la fuerza se impone. Se
identifica un país con recursos como el agua, se le conceden préstamos que a través de las
corporaciones que construyen infraestructura nunca van destinados a la mejora de la población, sino
a las capacidades para extraer los recursos. El país se queda con la deuda imposible de pagar y en
base a la extorsión se llevan la riqueza (o conceden el permiso para poner una base militar, votar a
favor de intereses ajenos al país en la ONU, privatizar los servicios esenciales del Estado, etc.) o
ceden a las condiciones impuestas por los financistas. El sistema tiene sus herramientas para
volverse autoinmune e impune. Pero así como los reyes Luis XVI y María Antonieta creían su
reinado legítimo en la ley de Dios, llegará el día en que entendamos que ni el dólar, ni las deudas, ni
todo lo que ya no podrán comprar tendrán el poder que nos imponen a base de fuego y muerte.
Develar la ilusión y el engaño también es un acto de fe, de fe en el ser humano.
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