22 Nov, 2022
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Columna de
Facundo Cuadro

Identidad Soberana es la única alternativa

Si aceptamos la hipótesis de que estamos frente a un genocido premeditado por una élite globalista, cosmopolita y trasnacional, todo lo demás es secundario. Este accionar se fundamenta en la ideología eugenista que se viene desarrollando hace más de 200 años.

Estamos frente a un genocido premeditado
Ante esta realidad hay dos opciones: rendirse o resistir.

Estado de situación: Identidad Soberana es la única alternativa. – Facundo Cuadro

Si aceptamos la hipótesis de que estamos frente a un genocido premeditado por una élite globalista, cosmopolita y trasnacional, todo lo demás es secundario. Este accionar se fundamenta en la ideología eugenista que se viene desarrollando hace más de 200 años y que tiene como fin la reducción de la población y el “mejoramiento” de la raza humana. Personalmente, creo que el hecho de que los comunes estamos bajo ataque está más que probado. A escala local lo demuestra el exceso de muertes inusitado (2021 fue el primer año con un crecimiento vegetativo negativo, es decir, el primer año en la historia de nuestro país en el que murieron más personas de las que nacieron desde que existen registros), el fomento a las ideologías del asesinato de niños (aborto), del asesinato de viejos y minusválidos (la eutanasia) y la propaganda de la lucha de sexos y el “transgenerismo queer” como políticas de Estado. Podríamos también nombrar el envenenamiento de nuestros cursos de agua y de nuestra comida con agrotóxicos, la omnipresencia de alimentos transgénicos de los que no existen estudios a largo plazo, la masificación de experimentos médicos bajo amenaza, y ainda mais.

Llegaríamos a la conclusión de que, efectivamente, nos están matando. El discurso neomalthussiano se ha convertido en la base de los planes y programas de una élite que ya tiene todo el dinero del mundo y que desprecia al ser humano al punto de querer eliminarlo o modificarlo en su esencia, transformarlo, para así hacerlo desaparecer. Si esto es así cabe preguntarse cómo es que llegamos a esta situación. Cómo es que no fuimos capaces de reaccionar a una verdad tan cruda.

Cómo llegamos hasta aquí.

Los nuevos medios tecnotrónicos son los que determinan la realidad, devenida simulación, en la “aldea global” de la globalización capitalista. Es desde allí, y desde las usinas de pensamiento que marcan la línea editoral, que se construyen los pilares de la subjetividad colectiva. La opinión publicada deviene opinión pública, más por saturación que por deliberación, más por cantidad que por calidad. La calidad, en la construcción de lo que es cierto o no, no implica tanto la construcción de discursos y argumentos lógicos y articulados, sino que implica impacto emocional. El uso y abuso de la emocionalidad marcan la agenda. Fue Edward Bernays el primero en entender la máxima que es fundamento de la psicopolítica: mediante la propaganda es como se inculcan determinadas ideas en las masas . La psicopolítica implica la manipulación psíquica y la transformación social en pos de determinados intereses políticos, y en ella estamos inmersos. Los medios masivos de comunicación son así, en realidad, medios masivos de propaganda, que no buscan otra cosa que trasmitir aquello que les es útil y que no sale del libreto.

La otra cuestión es entender que no hay democracia, o mejor, que la democracia realmente existente es, en realidad, una partitocracia. Una partitocracia quiere decir una democracia de partidos políticos. Son los partidos políticos, y no las personas, las encargadas de dictar política. Te puede gustar más, o menos, pero es así. El problema es que los partidos son estructuras permeables, y que dentro de ellos se sigue una lógica no democrática, donde prima la “disciplina partidaria” y donde se hace lo que la cúpula dice que se tiene que hacer. Los partidos políticos con representación parlamentaria en nuestro país siguen todos un mismo relato (con excepción del PERI, el partido de César Vega – yo no conozco a ningún otro dirigente del PERI -), es por eso que los llamamos PUNOM – Partido Único del Nuevo Orden Mundial -. Son PUNOM porque ninguno se opone a las tácticas del globalismo, por lo tanto, ya sea por acción o por omisión, trabajan para las ideas eugenésicas de la élite plutocrática global.

Lo que queda por hacer.

Ante esta realidad hay dos opciones: rendirse o resistir. Rendirse es la opción fácil. Implica no hacer nada, quedarse en casa viendo televisión y despreocuparse por todo. Darse los pinchazos que haya que darse cuando haya que dárselos, quedarse en casa si te mandan quedarte en casa, aceptar la pérdida de tus derechos sin quejarte ni levantar la voz. Rendirse es bajar la cabeza y repetir esa frase tan deplorable que se ha convertido en un mantra maldito: “es lo que hay, valor”. Resistir, mientras tanto, es la opción disidente. Es no aceptar lo dado como lo único válido. Es la opción más valiente, pero también la más difícil, pues disentir no es simplemente un pensamiento, sino que implica una actitud hacia la vida. Disentir es pararse desde un pensamiento soberano y decidir, por sí mismo, que nadie puede decidir por uno. Disentir es ante todo una actitud libre y soberana, personal, y una práctica de resistencia que ejercitamos día a día, desde el pensamiento y desde la acción.

Ahora, no podemos negar que vivimos en una sociedad y que la política influye en nuestra vida. Por más que ciertas ideologías liberales quieran explicar la realidad del hombre como si fuera un ser aislado de su comunidad, eso no sucede. Las normas jurídicas y los entretejidos políticos influyen, obviamente, en nuestra cotidianidad. Además de que, nos guste o no nos guste, nosotros aportamos al Estado, y lo que se hace desde el Estado se hace con nuestro dinero. Ergo, la política es un “mal necesario”, si se quiere. No es una actitud realista el querer escaparse de la política, o el pretender que lo político es malo per se. No es mala la política, sino que la política es un medio por el cuál se hace el mal. Y eso es lo que habría que combatir. Por lo tanto, hacer política desde otro lugar es una posibilidad.

La alternativa: Identidad Soberana.

Dijimos que vivimos en una partitocracia, por lo tanto, para influir en la política es necesario un partido político. Lo tenemos: Identidad Soberana. Ahora bien, solo hay una manera por la cual nuestro partido político no sea uno más del PUNOM, no sirva de medio para hacer el mal, no sirva a los intereses eugenistas de la élite, y esto es que tenga una base clara: la ética política. La ética política implica la subordinación a determinados conceptos normativos que guían la práctica, y sobre todo a uno, el más importante: la justicia. No en vano el símbolo de Identidad Soberana es una balanza, que representa la justicia. La justicia como parámetro ético implica hacer lo que debe de hacerse, ceñido a las leyes, en pos de cumplir con lo que corresponde con los derechos, las necesidades y la esencia del hombre; o por lo contrario implica luchar contra aquello que contradice los derechos, las necesidades y la esencia del hombre, que debe eliminarse. Lo que contradice a la justicia es la corrupción, por lo tanto la lucha es contra la corrupción. No hay forma de construir soberanía sin estos pilares fundamentales.

Así, se nos presenta una oportunidad: podemos ser individuos soberanos, disidentes y resistentes, y podemos juntarnos con nuestros iguales para influir políticamente. Ya tenemos el espacio, que está en construcción, y podemos hacer que realmente sea nuestro ámbito de representación. Yo, personalmente, creo que es la única alternativa. Si no lo creyera, no estaría escribiendo esto hoy.

1 Comentario

  1. Alejandra Carro Ale

    Gracias estimado Facundo, nada mejor dicho, ahora, estaría bueno que se acompañara con un despertar masivo…gente es hoy! Es ahora! A despertar!

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